Antes de si quiera pronunciar tus primeras palabras como director de una empresa, las personas se están formando sus primeras impresiones sobre ti. Están pensando si estás o no estás calificado para el trabajo, si les gustará o no trabajar contigo e incluso cuánto éxito tendrás dirigiendo al equipo. De acuerdo a investigadores de Princeton, las personas miden tu fiabilidad en una décima de segundo. UNA DÉCIMA DE SEGUNDO. Esto significa que todas las acciones que realices o no realices durante tu primera semana en el trabajo crearán consecuencias a largo plazo, determinando finalmente tu éxito como líder. Si quieres lograr que tu primera impresión con tu equipo sea la correcta, prueba estos cinco consejos.
- Preséntate ante tu equipo, departamento y otros colegas importantes. Si es posible, preséntate directamente o por videoconferencia. No asumas que las personas se sentirán cómodas presentándose ellas mismas, especialmente si estás en un cargo más importante que ellas. Evita esperar al último día de la semana para presentarte y conocer todas tus responsabilidades. Esto puede indicar que tu equipo no es una prioridad para ti, lo cual puede crear distancias inclusive antes de que tengas la oportunidad de trabajar con ellos.
- Pide ser un observador en reuniones. Es probable que fueras contratado porque el empleador vio en ti el valor suficiente para desempeñar tu cargo. Sin embargo, tu primera semana no es el momento en el que debes demostrarles a todos lo bueno, inteligente o exitoso que eres. Tu primera semana, y posiblemente semanas después, es un momento donde debes aprender sobre la organización y cómo funciona, lo que significa poner a un lado cualquier crítica y opinión hasta que comprendas completamente todos los aspectos generales. Si hablas demasiado pronto, te arriesgas a ofender a las personas, lo cual puede crear una división instantánea en la relación.
- Identifica el entrenamiento necesario para tareas, procesos y responsabilidades importantes. Nada es peor para los empleados que informar a un jefe que no tiene idea de lo que ellos hacen. Cuando no entiendes qué hacen tus colaboradores directos, tendrás puntos ciegos de liderazgo, lo cual significa que no serás capaz de ver el panorama completo. Por ejemplo, si un proceso en particular toma 30 horas, pero tú asumes que toma menos tiempo porque nunca lo has hecho, es posible que delegues proyectos o asignes más trabajo del que razonablemente se puede esperar. Ya sea que vayas o no a realizar el trabajo trabajo, es importante entender qué es lo que hace tu equipo.
- Programa reuniones personales con sus colaboradores directos. Utiliza estas reuniones personales como una oportunidad para conocer a las personas y para que ellas te conozcan a ti. Haz preguntas como: “¿Cómo te gusta que te den reconocimientos?” o “¿Cómo te gusta recibir comentarios y críticas?” Intenta evitar problemas personales, ya que aún no se ha formado una base sólida de confianza. Si es posible, evita usar este momento para “dejar claras” todas tus reglas y las expectativas que tienes sobre ellos. Primero escucha, y entonces desarrolla un plan de acción para reuniones de seguimiento.
- Demuéstra a tu equipo que valoras su opinión creando una lista de perspectivas frescas. La lista de perspectivas frescas es simple. Es una lista de todas las ideas que las personas tienen sobre cómo el equipo puede cambiar para mejorar. Hacer esto transforma las quejas en ideas sobre cómo el equipo y tú pueden trabajar juntos para hacer que el trabajo sea mejor para todos. La lista de perspectivas frescas cubre ideas sobre actualizar procesos o procedimientos, un cambio a un producto o una nueva idea. Además, esto también ayuda a darte información sobre los problemas y los deseos de tu equipo.